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miércoles, 20 de marzo de 2013

PAUTAS: “SER TESTIMONIO VIVO, GUÍA PARA LAS NACIONES”


(JUAN 5, 31-47)

Comenzaba la oración pidiéndole a Dios mucho entendimiento para poder entrar en un diálogo sincero y así poder descubrir que quiere Dios de mí en estos días.


La cita de hoy está un poco larga y conforme la iba leyendo hacía la composición del lugar:
Veía cómo Jesús me hablaba a mí y me hacia ver ese testimonio de Juan el Bautista, que no busca su propio interés, el tener seguidores, el sentirse que por él los demás se van a “salvar”; al contario, su testimonio habla de Jesús, él sólo prepara los corazones que puedan recibir a Dios.

Igual nosotros somos como ese Juan que anuncia a alguien más grande, que no somos dignos ni de desatarle las corras, somos esa luz que guía para que se encuentren con Jesús y así conocerán al Padre, a este Papá bueno, misericordioso, cercano, que lo da todo para atraer a todos los que se han alejado de Él.

Jesús me hacía detenerme en esta parte: “ustedes nunca han oído su voz ni visto su rostro; y tampoco tienen su palabra, pues no creen al que Él ha enviado”.

Y me decía que en ocasiones en vez de ser esa luz soy ignorante de lo que tengo por no creer.
Ahora es un buen momento para que se detengan y reflexionen si tienen a Dios por delante en su vida, si creen que es a Él al que van a dar en esta semana Santa.

Porque si no tienen esta fe bien cimentada entonces va a pasar lo que dice la cita: “Ustedes escudriñan las Escrituras pensando que encontrarán en ellas la Vida Eterna, y justamente ellas dan testimonio de mí. Sin embargo ustedes no quieren venir a mí para tener vida.

En esta preparación lo primordial e indispensable es este encuentro y diálogo con Jesús, pues Él es el que nos dará esta vida y esta fuerza que necesitamos para salir adelante y darlo a conocer. Pues te hace ver en las personas una necesidad y tú vas poniendo los medios para que puedan ir dando esos pasos que necesitan.

Porque a donde vayamos la gente busca, pero no encuentran y aun cuando sean católicos o vayan a la acampada no quiere decir que vayan con Jesús para pedirle lo que su vida necesita.

Nosotros tenemos esa obligación: que con nuestra vida ellos descubran a Dios, que seamos testimonio vivo de Jesús y del Padre. Porque es verdad que creemos más a los que vienen en su propio nombre, y lo vemos cada día, creemos más en la propaganda, nuevas corrientes filosóficas, moda que en Jesús.

Es momento de buscar la gloria que viene de Dios porque si nos fijamos en unos y otros ¿Cómo podrán creer los que Dios confía?

Esto se logra con una oración cercana y sincera para encontrarnos con Cristo y así dejar que nos llene de su Amor para poderlo compartir.

Buscar en la oración palpar el rostro de nuestro Papá para que nos de todo lo que necesitamos para dar ese testimonio de vida y que no nos tumbe cualquier preocupación, estrés o malos entendidos.

En este tiempo hay que dejarnos sorprender como niños y así creer en Jesús, creer en el Padre, en su fuerza, en su Amor, para que habiten en plenitud en nuestro corazón y no llegar con arrogancia, orgullo, soberbia, pues somos testigos de su misericordia, de su Amor por mi vida.

Ahora nos toca manifestar este rostro de Dios con ayuda de nuestra mamá, que nos acompaña y sostiene en este camino para llegar a entregar la vida como Jesús.

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