« Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que
salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre
el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por
su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen,
porque conocen su voz» (Jn 10,1-10).
Jesús ¿qué nos quieres decir cuando hablas del
“Buen Pastor”?
La imagen de pastor habla de la calidad de las relaciones y del
contenido de ellas; habla del qué,
del por qué y del para qué de una relación; habla de todo lo que alguien
puede y debe hacer por otro para ofrecerle bienestar y calidad de vida. Por eso la imagen es perfecta para hablar de
la relación entre Jesús y nosotros.
Quien quiera saber en definitiva quién es Él, cuál es su realidad más
profunda, debe contemplar sus actitudes y acciones de Pastor.
Estamos invitados a interrogar a
Jesús: ¿Quién eres tú para mí? ¿Qué haces por mí? ¿Cuáles son los signos de que
tú eres mi “Pastor”? ¿Caminas junto a mí?
Para comprender su respuesta
debemos, ante todo, dejarlo hablar y
escuchar atentamente su enseñanza. En su
respuesta nos muestra quién es verdaderamente Él, cómo está presente en nuestra vida y qué podemos esperar de Él con
seguridad.
Pues conocer su voz, supone escucharla,
buscarla. Queremos garantía de escucharle y que no somos nosotros mismos los que
nos decimos las cosas, pero es muy sencillo, nos dice la Iglesia: “A Dios
escuchamos cuando leemos su Palabra” (DV 4). Eso supone una oración de
petición, y el Padre que nos ama no dudará en darnos su Espíritu para orar como
conviene.
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