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sábado, 20 de abril de 2013

Pautas.- EL PAN DE VIDA... CREER EN EL HIJO DE DIOS.




Jn 6, 44-51

"Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió. Y yo lo resucitaré en el último día.Está escrito en los Profetas: Serán todos enseñados por Dios, y es así como viene a mí toda persona que ha escuchado al Padre y ha recibido su enseñanza. Jn 1,18Jn 7,29Pues por supuesto que nadie ha visto al Padre: sólo Aquel que ha venido de Dios ha visto al Padre.  En verdad les digo: El que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida.  Sus antepasados comieron el maná en el desierto, pero murieron: aquí tienen el pan que baja del cielo, para que lo coman y ya no mueran.Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para la vida del mundo."



Tercera semana del tiempo pascual.


El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para la vida del mundo. Al leer esta cita, yo me cuestionaba: ¿Cuál pan? ¿A qué pan se refiere?. No necesariamente se refiere al pan de comer, sino al pan de obrar bien, obrar como Dios manda, actuar de forma correcta, estar en oración, tener los contagios de fe, y dejar a lado esas tentaciones que encontramos en el día a día y en ocasiones por debilidad caemos.

            Dios me decía, que además viera a ese pan de vida, como mi motor, como el generador de energía, el que me da las fuerzas en momentos de debilidad, el que me da el ánimo en momentos de tristeza, el que me da el ánimo para buscar las soluciones a los problemas que surgen en nuestras vidas cotidianas, pero aquí me surgía la pregunta de ¿Cómo alimentarme de ese pan?¿En dónde encontrar ese motor de energía?, definitivamente la mejor manera de alimentar de ese pan de vida es creer en Dios, como dijo, "Él que cree en mi, tiene vida eterna", es estar en constante oración, tener los contagios de fe, pero no solo estar presentes físicamente, sino espiritual y mentalmente, en cuerpo y alma, solo así podremos alimentarnos del pan de vida que Jesús nos ofrece.

Además veía como la vida que Jesús nos ofrece es directamente proporcional a la relación que tenemos con Jesús e inversamente proporcional a las tentaciones que se presentan en nuestros caminos. Y oraba que, a Jesús lo debemos de ver como a nuestro amigo, a nuestro hermano, aquel que siempre esta acompañándonos y apoyándonos para continuar y ver hacia adelante y no verlo como alguien inalcanzable, no verlo solo como una imagen. Así mismo dejar a un lado las tentaciones y más allá de referirme a una tentación carnal, es no caer en la tentación de dejar la oración, los contagios de fe, las revisiones de vida.

Por lo tanto los horizontes del corazón se abren a medida en que ahondamos  en la intimidad con el señor y nuestra vida se va fortaleciendo

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